Y esos ojos . . .

Las miradas iban y venían, con una mezcla extraña entre dulzura y temor.

Esto se repetía durante el día en repetidas ocasiones, sentía un pequeño

cosquilleo cada vez que ocurría, pero no podía dejar de hacerlo.

Este sentir extraño se fue desarrollando y me fui convirtiendo

en una mendiga de esos ojos calmos, llenos de vida y luz, necesitaba refugiarme

en ellos para calmar el frío que inundaba mi cuerpo, aún no acostumbrado

a la nueva vida Universitaria.

Era la única razón para seguir en mi costosa adaptación, pero no solo eso,

sino que era irresistible poder esquivar esos tiernos ojos, con una pisca de inocencia.

Fue pasando el tiempo, y fui descubriendo que habían sentimientos encontrados.

Esa etapa fue la mejor!.

Todavía la recuerdo con alegría y ansiedad.

Esos ojos tenían temor a la realidad, no quisieron enfrentarla

quizás fueron cobardes, temía a arriesgarse.

Por mi parte estaba muy decidida, como siempre tomando decisiones muy apresuradas, pero

Aquellos ojos me frenaron, opacando mi ilusión, los sueños, anhelos, y hasta las esperanzas.

Si hubiesen sido mas valerosos..

más audaces.. no sé.

No los critico, porque todavía me enloquecen, pienso en ellos y se derrite mi corazón,

mi voz queda inexperta y mis sentidos aturdidos.

Nuevamente tomé una segunda decisión.... no quería pensar más en ellos sin que no tuviera respuesta concreta..

y es que ¿a tanto puede llegar mi inseguridad que quiero todo estable? , todo lo que quiero.

será una obsesión? no lo entiendo...

solo sé que sigo mendiga de esos ojos, los más lindos que vi alguna vez, aquellos sin maldad entre medio.

A esos ojos ya no quiero mirar, hacen daño ...

me enloquecen por completo,

pero... como duelen.

(Dedicado, como lo prometí)